El Loco es un Arcano que no posee número, en algunos juegos de Tarot se le asigna el 0, lo que simbólicamente manifiesta el círculo, la totalidad, lo infinito, lo cíclico, el alfa y omega. Es por eso que puede ubicarse tanto al principio del recorrido -antes del Mago- como al final del ciclo -después del Mundo-. Al Loco le corresponde el recorrido a través de una senda cíclica en espiral de experiencias iniciáticas, símbolo manifiesto del alma humana.
El Loco que comienza el ciclo muestra el espíritu virginal desprendiéndose de la fuente original, conservando la pureza e ingenuidad de toda alma joven que se enfrenta por primera vez al mundo. El Loco que finaliza el ciclo de experiencias, habiéndose desprendido previamente de su identificación con el mundo lleva consigo sólo aquello que le será necesario para recomenzar una nueva ronda evolutiva. En la India está representado por los renunciantes: personas solitarias que deambulan por las ciudades buscando su verdad interior, llevando consigo sólo lo necesario y fluyendo con la vida.
En la interpretación iniciática este Arcano muestra al hombre ciego, perdido en la oscuridad de la inconsciencia, pero impulsado por una fuerza mayor e incomprensible a tocar las puertas del Templo del conocimiento, su grado es previo al de neófito o aprendiz. En el Medioevo, el Loco era un personaje atípico, un ser muchas veces deforme, o bien un enano, el bufón de la corte, -freak- un trovador sin destino fijo, alguien que generalmente no tenía posesiones, no pertenecía a nadie y de quien se desconocía su origen. Pero el Loco “bufón” escondía un milagro, en un mundo estructurado como el de la Edad Media – donde las clases sociales eran inamovibles – él podía llegar a la corte, estar el lado del Rey y burlarse de él sin temor al castigo. De forma tal que el Loco rompe con las estructuras pre establecidas, mostrándose genuinamente sin ningún tipo de máscara social.