Este color incide directamente sobre las emociones, los sentimientos que afectan al ser humano y, más concretamente, en el amor, la amistad, el sexo y todas las manifestaciones de carácter afectivo. Para trabajar aspectos relacionados con las reconciliaciones, para favorecer las relaciones estables y la duración de las parejas, es la vela que más ayuda. El azul celeste despierta la sensualidad de las personas ya que sus propiedades afrodisíacas están relacionadas con Afrodita, la diosa griega del amor.
Al contrario que las de otros colores, las velas azul celeste no se utilizan en ceremonias religiosas, y en contadas ocasiones en la celebración de rituales mágicos. Son velas que ensalzan el desarrollo de los sentidos, las ganas de vivir y la visión positiva de las cosas. Se ha utilizado también la vela de este color en la magia relacionada con la climatología, enraizada con la evolución del cielo y las nubes. Tal vez por este motivo también se le atribuyen efectos de elevación espiritual y de alejamiento de los fanatismos.
Es un color eminentemente masculino relacionado con la sensibilidad, tanto en su vertiente espiritual como en la física pero tal vez más en la primera. Del azul celeste proviene la acción de la conquista, la intención de establecer una unión estable y duradera. Es uno de los colores básicos de la gama cromática y eso le imprime fuerza y autenticidad en todas las acciones que emprende.
El día más indicado para su utilización preferente es el viernes, debido a que es el día en que el rito tendrá más posibilidades de alcanzar su objetivo, puesto que ese día Afrodita (diosa del amor) refuerza su capacidad de ejercer una influencia positiva en la sensualidad de los amantes.