Se trata de una variación de la vela púrpura y, como sucede con la vela negra, no goza de mucha aceptación por sus connotaciones negativas relacionadas con la muerte. No se debe olvidar, sin embargo, que se trata de una vela con claras tendencias femeninas, incluso feministas, puesto que este color favorece mucho más a las mujeres que a los hombres. En definitiva se trata de una vela que potencia las capacidades visionarias y paranormales, que facilita la clarividencia y el contacto con el mundo de los fenómenos sobrenaturales.
El lavanda es uno de los colores de transformación al más alto nivel espiritual y mental, capaz de combatir los miedos y aportar paz. Tiene un efecto de limpieza en los trastornos emocionales. Nos conectan también con los impulsos musicales y artísticos, el misterio y la sensibilidad a la belleza y los grandes ideales, inspirándonos sensibilidad, espiritualidad y compasión.
Este es un color que en velas no es muy usado, pues tiene una tendencia a despertar en las personas ciertas facultades paranormales que no todos están dispuestos a despertar. Es una vela o un color que no todas las personas puedan usar, no se ajusta a todos.
A algunos les caerá muy bien, en cambio a otras puede no ayudar para nada. Se relaciona con el espiritismo, la magia, los poderes psíquicos, la sensibilidad en general y con el ocultismo. En muchos rituales o hechizos puede encenderse para atraer la armonía en la familia o favorecer la imaginación y la intuición.