La vela verde simboliza la naturaleza, la primavera, la esperanza, el poder de comunicación y la inteligencia. A ella se dedican las celebraciones cuya finalidad es obtener la abundancia de bienes y la orientación en el camino espiritual. A través de ella se llega a alcanzar la responsabilidad, la estabilidad, la fidelidad y el conocimiento supremo, con lo que se consigue el éxito profesional.
El triunfo en el ámbito laboral se basa en todas estas premisas, pero también en la ambición, que, en su justa medida, es el motor que lleva al individuo hacia el objetivo que se propone, y que generalmente alcanza gracias a la constancia y a la meticulosidad con las que desarrolla su labor.
El verde es el color de la esperanza, pero también el de la naturaleza en sus más variopintas gradaciones. Representa las aspiraciones de las personas por alcanzar el punto máximo de perfección y conocimiento. Tiene como contrapartida la representación de otros valores menos positivos, puesto que si no se alcanza el punto justo de equilibrio puede desembocar en la crueldad, el orgullo o la envidia.
El día más apropiado para acometer la celebración de un ritual de invocación con la vela verde es el sábado, día festivo que actualmente no es muy respetado. Sin embargo, sigue siendo el más apropiado para solicitar humildemente los favores relacionados con esta práctica, tanto los espirituales como los materiales.